Pablo Espigares
En mi época no era fácil aprender a tocar la guitarra, comprábamos las partituras que lográbamos encontrar o sacábamos las cosas de oído con un cassette. No existía la maravilla que internet ofrece hoy en día. Yo tenía un profesor que me daba una miseria por ayudarle en las clases, atender su tienda, tocar en una Sala y hasta transportar sus instrumentos. Y lo aceptaba todo porque prometía enseñarme; pero debió pensar que no tenía cualidades y no merecía la pena, o quizás lo que vio es que tenía mucha afición y que si aprendía muy rápido podría hacerle algún día sombra y acabar como competencia. No llegué a saber nunca con claridad el motivo; pero con el tiempo sí pude observar que ocultaba enseñanza que..., sabiendo las cosas bien, premeditadamente me enseñaba mal. Esto es así..., existe... y en el flamenco, por transmitirse directamente de unos a otros, igual más que en otros estilos. Cierto es que también tuve posibilidad de acudir a otros profesores; pero tenía que irme fuera y cobraban demasiado para mi.
Me gusta mucho la guitarra y mis adversidades no lograron nunca placar mi afición. Refundí mi técnica mas de una vez y de forma autodidacta investigué y elaboré este método que ahora aquí os ofrezco. No siendo yo académico, puede haber algunos errores que ya sabéis no son premeditados. Os lo entrego con cariño por compartir esta afición y como vendetta hacia todos los que utilizan la música como medio de explotación, de ambición desmesurada para lograr acaudalar una riqueza que a mi entender es del corazón, es inmaterial y sólo puede enriquecer sentimientos que pertenecen a la propia vida, a su espíritu, a la belleza.
Las clases van enfocadas hacia el que no sabe nada como queriendo ser, para quien quiera, el profesor que yo busqué.
¡Suerte en el camino...!
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